Comunicado
Señor de pacotillero:
Sírvase usted de publicar
Estas líneas, pues no quiero
Más insultos tolerar.
Ha dado la prensa toda,
Por patrióticos arranques,
En llamar, siendo ya moda,
Sucios cerdos a los yankees.
Protesto enérgicamente,
Y por eso meto baza,
Contra ese agravio patente
Que se dirige a mi raza.
Aunque haya quien nos declare
Inferiores a los potros,
¡No sufro que se compare
A los yankees con nosotros!
No sería gran trabajo
Para mí a la verdad fiel
Demostrar que muy debajo
Están de nuestro nivel.
Nuestros sabrosos tocinos
Nadie desprecia jamás,
Porque si somos cochinos
Es por fuera nada más.
Puercos somos, aunque sanos,
Y lo inmundo es nuestro centro;
¡Los yankees son tan marranos
Por fuera como por dentro!
Basta, pues, de esos arranques
Que usa actualmente la prensa.
¡Llamar cerdos a los yankees
Es hacernos una ofensa!
En los sueltos y revistas
De todo papel impreso,
Llámenlos los periodistas
Cualquier cosa, menos eso.
Y nunca, por nuestro mal,
Comparen en sus secciones
Aquella materia asnal
Con nuestros ricos jamones.
Nos ofenden ya muchísimo
Esas incesantes cobas…
Queda de usted afectísimo,
Un cerdo de doce arrobas.
José Estrañi, Don Quijote, 20 Mayo 1898.
El “programa” yankee
Pues…ello fue que los yankees,
Después con feroz saña
Y con groseros insultos
Y con grotescas bravatas,
Nos declararon la guerra
Por saciar su inicua rabia,
Previamente convencidos
De que al luchar con España
Era por cada uno ciento
Con más buques y más armas,
Porque en otras condiciones
Esos bravos no batallan,
A “Búffalo-Vil” llamaron
Para que hiciese el programa
De la función, que sería
Grandiosa, brillante y rápida
Digna de la gran república
Que hace el coco y es la…nada.
Y “Búffalo-Vil” que es hombre,
Digo, que es un yankee, que anda
Con compañías ecuestres,
Acrobáticas-gimnásticas,
Y hace programas pomposos
Para funciones de “Gala”
Hizo un programa a MacKinley
Que colmó sus esperanzas.
“Orden de la gran función
Belicosa contra España”
Primera parte: primero
Gran bloqueo efectivo
Sin que nadie entre ni salga.
Segundo: Gran bombardeo
Para destruir Matanzas,
Nombre que odiamos los yankees,
Y Cienfuegos y la Habana.
Tercero: gran desembarco
De los yanquis y las yankas,
Que se entrarán a millares
Como Pedro por su casa
Para comerse españoles
Como si fueran cebada.
Descanso: quince minutos
o menos si hiciera falta.
Segunda parte: primero
Conquista segura y rápida
De Puerto Rico. Segundo:
Un intermedio de gracia
Por Dewey, Sampson y Lee
Para cantar sus hazañas.
Tercero: Grandioso viaje
Por la compañía en masa
Para invadir la península
Y conquistar las Canarias
Y las islas Baleares
Y si en Europa no callan,
Para conquistar a Europa
Volviendo en seguida a casa.
Nota: durará tan sólo
La función una semana,
Pues si Dios en siete días
Sacó el mundo de la nada,
En siete días los yankees,
Si quieren, con él acaban.
El programa era excelente,
Pero el tiempo pasa y pasa,
Y a pesar de tantas fuerzas
Y de tan fiera arrogancia,
Sólo, por sorpresa, Dewey
Consiguió hacer una infamia.
Y “Buffalo-Vil” ahora
Dice viendo su programa:
La gran función va a salirnos
Cursi, desigual y cara.
Felipe Pérez y González, El liberal, 17 de Mayo 1898
¿Y el programa?
Pero, vamos a ver, señores yankees:
¿Cuándo cuplés ustedes el programa
De apoderarse a cañonazo limpio
De nuestras posesiones antillanas?
Porque eso de jugar al bombardeo
Como lo han hecho ustedes en matanzas
No me parece serio en una gente
Que habla el inglés con majestad británica
Bebe cerveza a todo pasto, y goza
Ante un beaffeteak cubierto de patatas.
MacKinley (con perdón de mis lectores)
Les dijo a ustedes hace dos semanas
Que eso era pan comido, que las huestes
De tierra y mar, a un tiempo combinadas,
Absorberían Cuba y Filipinas
Como aquel que se bebe un vaso de agua
Y ahora pregunto yo: ¿pero esas fuerzas
De tierra, donde están que no hacen nada?
¿Son soldados de plomo a cuatro reales
La libra, encerraditos en sus cajas
De madera, y que sirven solamente
Para entretenimiento de la infancia?
Porque no se comprende que a estas horas
No estén ya esos ejércitos en marcha
¿No dijo MacKinley (perdón repito)
Que desembarcarían en la Habana?
¿No están bien equipados o instruidos?
¿Pues, entonces, porqué no desembarcan?
¿Es porque se marean y no quieren
Saltar en tierra con sudor y náuseas?
¿Es que temen también irse a Manila
Por si allí su energía se quebranta?
A no ser que el ministro de la guerra
De la noble nación americana
Estudie la manera de llevarlos
En globo o caballeros en un águila
Este tendría un grave inconveniente;
Que como hay cazadores en España
Que matan un mosquito de un balazo
Pudiera suceder que los cazaran
Y viniera ese ejército del aire
A morir en el mar haciendo gárgaras
¿Y esos acorazados que bloquean
Y están allí tan serios como estatuas
Sin ver que el Montserrat, fuerte y sereno,
Se mete como Pedro por su casa?
¿Son barcos, o qué son?- No hay tales barcos;
No han dicho la verdad los telegramas:
Son los zapatos que usa el presidente
Y que los tiene allí puestos en agua,
Para que se remojen y se limpien
Y poder él después meter la pata.
Pero vamos a ver, entonces ¿cuándo
Se cumple el famosísimo programa?
¿Cuál?¿El de MacKinley? Nunca. Nosotros
Cumpliremos el nuestro sin jactancia.
Haremos el combate a la ligera;
Con un solo cañón en una lancha;
Con la bandera del derecho honrado,
Y lanzando a los aires ¡Viva España!
Ricardo de la Vega, El liberal 1 de Mayo de 1898